lunes, 17 de octubre de 2011

Ejercicio sobre JUSTIFICACIONES DEL IMPERIALISMO

La idea es que a la luz de lo visto en clase, puedan reflexionar sobre estos dos discursos. Del mismo modo, vean y escucuchen el tema de RAMMSTEIN "Amerika" y piénsenlo también a la luz de lo que vimos en clase y estos dos discursos.

Iara planteó en clase también el tema de MANA "Cuando los ángeles lloran", que está referido a CHICO MENDEZ, también les va a servir, porque está referido al tema de la explotación del caucho en el Amazonia.




“Creemos que la libertad tiene el poder de derrotar a la pobreza, la desesperación y la ignorancia. Consideramos que el avance de la libertad hace más seguro al mundo  para todas las naciones y creemos que cuando las naciones libres trabajan juntas, la libertad siempre prevalece” George W. Bush (26 de junio 2004)



El Imperio británico, firmemente unido, y los Estados Unidos deben juntos asegurar la paz del mundo y asumir la pesada responsabilidad de educar para la civilización a los pueblos retrasados” Chamberlain 1825.

jueves, 13 de octubre de 2011

JUSTIFICACIONES DEL IMPERIALISMO.

Fuentes con las que vamos a trabajar en la clase del día Lunes 17/10


Sir Cecil Rhodes. Carta al periodista Stead. 1895.

“Estaba ayer en el East End y asistí a una reunión de parados. Escuché fuertes discusiones. No se oía más que un grito: "pan, pan". Cuando regresé a mi casa me sentí todavía más convencido de la importancia del imperialismo (...). Para salvar a los cuarenta millones de habitantes del Reino Unido de una mortífera guerra civil, nosotros, los colonizadores, debemos conquistar nuevas tierras para instalar en ellas el excedente de nuestra población y encontrar nuevas salidas a los productos de nuestras fábricas."


Joseph Chamberlain al frente del Miisterio de Colonias británico, en 1895

“Es la británica la más grande de las razas dominantes que el mundo ha conocido y, por consiguiente, el poder determinante en la historia de la civilización universal. Y no puede cumplir su misión, que es crear el progreso de la cultura humana, si no es merced a la expansión de la dominación inglesa. El espíritu del país tendrá fuerzas para cumplir esta misión que nos ha impuesto la Historia y nuestro carácter nacional. [...] El Imperio británico, firmemente unido, y los Estados Unidos deben juntos asegurar la paz del mundo y asumir la pesada responsabilidad de educar para la civilización a los pueblos retrasados.”
The Times. 1877

“Estos pueblos (africanos) son muy difíciles de manejar (...) No tienen idea de los deseos y de las complejas necesidades que constituyen lo que nosotros llamamos civilización y es asumir una gran responsabilidad sacarlos gratuitamente del estado de barbarie en el cual viven satisfechos dichosos.”

Carta del rey Leopoldo II de Bélgica a los Agentes del Estado del Congo. Junio de 1897

“La tarea que los agentes del Estado han de cumplir en el Congo es noble y elevada. Está bajo su incumbencia la civilización del África Ecuatorial.
Cara a cara con el barbarismo primitivo, luchando contra costumbres, de miles de años de antigüedad, su deber es modificar gradualmente esas costumbres. Han de poner a la población bajo nuestras leyes, la más urgente de las cuales es, sin duda, la del trabajo.

En los países no civilizados, es necesario, creo yo, una firme autoridad para acostumbrar a los nativos a las prácticas de la que son totalmente contrarias a sus hábitos. Para ello es necesario ser al mismo tiempo, firme y paternal."

J. JUNT. Sesión científica de la Sociedad Antropológica de Londres 1863

" Las analogías entre los negros y los monos son más grandes que entre los monos y los europeos.
El negro es inferior, intelectualmente, al hombre europeo. El negro sólo puede ser humanizado y civilizado por los europeos."

Farmochi. Curso de geografía universal, 1850
"Sin negar que los negros se puedan civilizar, es cierto, pero, que su civilización siempre será inferior a la nuestra, porque la fuerza de la mente de aquella gente es realmente inferior. Creemos que la raza superior a cualquier otra, aquella de la que dependerá siempre el destino del mundo, es la raza blanca."

A. Dubarry. Viaje a Dahomey. 1879

"El negro salvaje y bárbaro es capaz de todas las estupideces y desgraciadamente, Dios sabe el porqué, parece estar condenado en su país de origen a la salvajería y a la barbarie para siempre. Con tres semanas de trabajo tiene para garantizar su provisión de arroz, maíz, etc. Si trabajara seis meses, haría de su patria un paraíso. Pero cualquier idea de progreso y de moral no le permite darse cuenta del valor incalculable, del infinito poder del trabajo y sus leyes son sus pasiones brutales, sus apetencias feroces, los caprichos de su imaginación perturbada. El indígena vive al día, a la aventura, indiferente al mañana. Su gusto poco delicado le permite adaptarse a los que le ofrece el azar."


Relato de Stanley.

“Una piragua enorme viene disparada contra mi lancha como para abordarnos. A la distancia de unos cincuenta metros vira y, al estar casi frente a nosotros, los guerreros de proa arrojan vociferando sus lanzas. Mas el ruido queda ahogado por nuestras salvas de fusilería. La sangre nos arde en las venas. Es un mundo despiadado, y por primera vez sentimos un odio hacia la canalla asquerosa y voraz que lo habita. Por eso levantamos el ancla y nos lanzamos en persecución de los caníbales.”


Jules Ferry. Discursos

“¿Dejarán que otros que no seamos nosotros se establezcan en Túnez, que otros que no seamos nosotros se sitúen en la desembocadura del río Rojo [Vietnam] (...) que otros que no seamos nosotros se disputen las regiones del África ecuatorial? (...) En esta Europa nuestra, en esta competencia de tantos rivales que crecen a nuestro alrededor, la política de recogimiento o de abstención no es otra que el camino de la decadencia.”

IMPERIALISMO

(Les dejo digitalizadas las fotocopias que Martha dejó en el Kiosko para el tema de ho (jueves 13/10). El libro es: "El desarrollo europeo y la expansión imperialista de 1870 a 1914", Lopez Chirico, Selva)

LA REANIMACIÓN DE LA EXPANSIÓN IMPERIALISTA DESDE 1870
Análisis de los antecedentes. En 1914, el 60 por ciento de las tierras y el 65 por ciento de la población mundial dependen de Europa; casi toda Oceanía, Asia del Sur y Sudeste, Siberia y el 96 por ciento del territorio africano. Hay zonas, como América, Japón o China, donde la penetración es fundamentalmente económica, configurando una situación imperialista sólo posible a partir de las nuevas condiciones económicas que imperan en el mundo luego del comienzo de la segunda revolución industrial. Nuestro período, además, ve aparecer dos potencias extraeuropeas que se postulan como imperialistas: Estados Unidos y Japón.

Los antecedentes son múltiples; no actúan todos desde un principio, sino que se van sumando; a fines de siglo, ya se encuentran todos en acción.
Causas económicas del imperialismo

Estas causas están relacionadas con los profundos cambios que se producen en la economía occidental a partir de la década del 70, a saber: la enorme expansión de la jndustria, la transformación del capitalismo de libre competencia en capitalismo monopolista, y la implantación casi simultánea del proteccionismo aduanero por los Estados europeos, a raíz de la profunda crisis económica registrada en 1873, que inauguró un período" depresivo que se extiende hasta 1895.
El enorme desarrollo de todos los medios de comunicación y transporte_(navegación a vapor, telégrafo, enlaces ferroviarios), al cubrir tanto Europa como América, India, China y África, unifica por primera vez realmente el mercado mundial. Sobre esa base, las metrópolis europeas, con su industria en plena expansión, tratarán de proveerse de recursos cada vez más abundantes en materias primas (algodón, caucho, petróleo, minerales) y de conseguir los productos tropicales de progresivo consumo (azúcar, café, etc.).

Además, la inversión de capitales lejos de su lugar de origen se ve enormemente facilitada, justamente en la época en que la evolución del capitalismo europeo así lo exigía. Hacia 1870, el desarrollo   económico      adquirido   tal   envergadura  que  las posibilidades de invertir lucrativamente en la metrópoli dismi­nuyen; es así como los capitales tienden a emigrar hacia las zonas donde   las  ganancias  son  más  altas,  es  decir,  los  países  no industrializados.  En éstos, el predominio de las explotaciones mineras y plantaciones, así como el bajo nivel de los salarios, permite  un   margen  de  beneficios  mucho  más elevado.  Los préstamos a  los  Estados no industrializados, tanto como las inversiones privadas en ellos, exigen un control continuado de la zona de inversión, hecho que conduce a una revaloración del colonialismo.

Los bancos, comprometidos sus capitales, presionan hacia las intervenciones con la finalidad de protegerlos; además, la expor­tación de capitales, que se realiza simultáneamente con la de mercaderías, opera como un estimulante de ésta; casi siempre las condiciones de los préstamos exigen que éstos sean invertidos en la metrópoli. Jules Ferry, figura principal de la expansión imperia­lista francesa, lo dice claramente: "Europa puede considerarse como una casa de comercio que desde hace algunos años va viendo decrecer su volumen de negocios. El consumo europeo está saturado; es preciso hacer surgir de nuevas partes del globo nuevas capas de consumidores, so pena de ver la quiebra de la sociedad moderna..."
La desaparición del capitalismo de Ubre competencia, resul­tante de varios hechos económicos de importancia trascendental, conduce a la persecución de un mercado protegido cada vez más amplio; el imperialismo tiene un papel de primera importancia en la consecución de éste. En primer lugar, la crisis de 1873 singularmente aguda, conduce en el período siguiente a la adopción por parte de los Estados europeos de medidas protec­cionistas: las barreras aduaneras que se adoptan obligan a expandir los mercados fuera del viejo continente; a su vez, la aparición de otros países altamente industrializados, aparte de Inglaterra, agudiza la competencia y lleva a una acentuación de las medidas proteccionistas. Pero, sin duda, la mayor responsabilidad en la expansión del mercado protegido les cupo a los recién nacidos monopolios (trusts, cartels, holdings), gigantescas empresas y asociaciones de estos mismos que, ante el temor de menores beneficios, insuficiencia de mercados o disminución de sus fuentes de materias primas, tratan de adquirir los territorios proveedores de aquéllas, incluso como estrategia defensiva (cuando esos territorios aún no están en.explotación) A su vez, la competencia entre los mismos monopolios tiende a eliminarse, constituyéndose trusts y cartels a escala internacional con el fin de salvaguardar la tasa de ganancia. Un ejemplo de esto es el reparto del mercado mundial del petróleo, ya operado en 1905, entre el trust norteamericano "Standard Oil Co." y los dueños del petróleo ruso de Bakú, Rothschild y Nobel.
Los antecedentes demográficos y la agudización de las tensiones sociales

El crecimiento demográfico como antecedente de la expansión imperialista, tan importante en períodos anteriores (en los cuales encontraron su auge las colonias de poblamiento), pasa a ocupar un lugar secundario en esta etapa, que se pronuncia indiscuti­blemente por las colonias de explotación (la emigración europea de este período no parte de los países metropolitanos, sino de los que   desempeñan  un   papel   menos  importante  en  la  carrera imperialista). Sin embargo, el aumento demográfico siguió ope­rando, al agudizarse las tensiones sociales. El análisis de una carta de Cecil Rhodes, destacado empresario británico de la penetración imperialista en África, arroja luz sobre el hecho: "Ayer estuve en el East End de Londres (barriada obrera) y asistí a una asamblea de los desocupados. Al oír en dicha reunión discursos exaltados cuya nota dominante era:  pan, pan, y al reflexionar, cuando regresaba a casa, sobre lo que había oído, me convencí, más que nunca, de la importancia del imperialismo...  La idea que yo acaricio, representa la solución del problema social, a saber: para salvar a los cuarenta millones de habitantes del Reino Unido de una guerra civil funesta, nosotros, los políticos coloniales, debe­mos posesionarnos de nuevos territorios para colocar en ellos el exceso de población, para encontrar nuevos mercados en los cuales colocar los productos de nuestras fábricas y de nuestras minas. El Imperio, lo he dicho siempre, es una cuestión de estómago. Si no queréis la guerra civil, debéis convertiros en imperialistas" (1895).
    El desarrollo del nacionalismo y la insatisfacción de los países nuevos.

La política de prestigio


La política de poder a que conduce el nacionalismo, encuentra un sólido apoyo en el imperialismo. Inglaterra está satisfecha, pero ve   surgir   competidores.   Francia,   perdidas  Alsacia   y   Lorena, procura compensaciones en otros continentes. Rusia, detenida en Occidente desde su fracaso en la guerra de Crimea, se orienta hacia el Sur y el Este. Italia y Alemania, recién unificadas, pugnan por ponerse a nivel de los grandes Estados en el reparto del mundo. Principalmente la segunda, respondiendo a las exigencias econó­micas de un pujante desarrollo industrial, apela a una ideología nacionalista de larga data para cimentar el "pangermanismo", cuyo contenido resume Guillermo II en 1907: "El pueblo alemán, unido en un espíritu de concordia patriótica, será el bloque de granito sobre el que Dios nuestro Señor podrá edificar y rematar la obra civilizadora  que  El se  propone  en el mundo". Esta ideología conduce a la exaltación de la guerra como medio de ampliar el ámbito de influencia geográfica de la nación alemana.

Todos esos factores hacen que los países europeos desarrollen una política de prestigio, por la cual ninguna quiere quedarse atrás en el reparto del mundo y todas buscan puntos de apoyo estratégicos, en una época en que la navegación a vapor exige zonas de reabastecimiento de carbón alrededor del mundo; a su vez, la conquista de una colonia suscita la necesidad de otras que la protejan, por razones de seguridad.

El espíritu misionero, científico y empresarial en el origen del nuevo imperialismo'

En las décadas de la expansión imperialista, el espíritu misionero se reanima; los misioneros se recluían no sólo en el seno de la iglesia católica sino también en las diversas sectas protestan­tes, y éstos llevan consigo, además de los principios de su religión, las más variadas manifestaciones de la civilización occidental (técnicas industriales, prácticas médicas y sanitarias, costumbres y principios europeos),

El espíritu científico también se encuentra presente en la gran empresa expansiva; las zonas aún inexploradas del globo significan un_ desafío al espíritu de aventura y a !a curiosidad científica de muchos, que emprenden audaces exploraciones. África se vuelve uno de los principales escenarios dé éstas y sus grandes ríos se convierten en las vías de penetración naturales usadas por Livingstone, Stanley y Brazza. El mismo fenómeno se da en el Asia interior y en las zonas polares; Nansen y Peary consuman el arribo al Polo Norte en 1909 y Amundsen realiza la misma hazaña para el Polo Sur en 1911.
Pero es muy difícil deslindar lo que corresponde al impulso misionero y científico, del impulso imperialista. En general, la exploración se demuestra inseparable de la conquista, y los Estados, para prepararla, subvencionan las expediciones e incluso les prestan apoyo militar. Los  misioneros, por su parte, llevando su presencia y sus contactos a todos lados, facilitan la penetración y muchas veces la protección de aquéllos es invocada como pretexto por las potencias imperialistas para intervenir las zonas de expansión.
En fin, la empresa imperialista se beneficia de la acción de fuertes personalidades a través de las cuales se canaliza el impulso expansivo de Occidente. Algunos, como Chamberiain (Inglaterra), Jüles Ferry (Francia), Leopoldo II (Bélgica) o T. Roosevelt (Estados Unidos), son los políticos de la expansión; ellos son los primeros en percibir las posibilidades del imperialismo y se dan a !a tarea de vencer las dificultades que se oponen a la concreción de los imperios. Otros, son los' técnicos, los que construyen el imperio sobre el terreno mismo de la zona colonial: Cecil Rhodes, quien consagró su vida a acrecentar las posesiones británicas en África, es el prototipo de ellos. Todos, políticos y técnicos, ostentan una personalidad que constituye una curiosa mezcla de ambición, patriotismo, orgullo nacionalista, oportunismo y falta de escrúpu­los. Estos complejos sentimientos se vierten en una serie de ideas que cuando comienza el siglo XX ya configuran una ideología del imperialismo

martes, 4 de octubre de 2011

ANARQUISMO

Su nombre proviene de dos palabras griegas: “a”, que significa “no”, “sin”, es una negación; y “arquía” que significa poder, autoridad. Así que “anarquía” quiere decir “sin poder”, “sin autoridad” y, por extensión, sin Estado.  El anarquismo es entonces un movimiento que se opone completamente a toda forma de autoridad coactiva, y reivindica, por el contrario, la máxima libertad posible para el hombre. Por esto es que también se les da el nombre de libertarios.
En la época moderna, las raíces del anarquismo se encuentran en la Revolución Francesa. Esta había levantado la bandera de la libertad y de los derechos naturales del hombre. Pero, piensan los anarquistas que al mantener y defender la propiedad privada, los burgueses liberales que la protagonizaron estaban cimentando la desigualdad social, y con ella, falseando una pretendida libertad política. Llevando a los extremos los ideales proclamados por aquella Revolución, exigen que los principios reconocidos y aplicados en el dominio político se extiendan también a la Sociedad, o sea, que la libertad política se traduzca en igualdad social. Sólo de esta manera podría existir la libertad para todos y cada uno de los integrantes de la colectividad.

Para ir descubriendo cómo se van conformando las ideas que integran el anarquismo del siglo XIX es útil esbozar el pensamiento de algunos de sus principales exponentes.

PIERRE JOSEPH PROUDHON (1809 – 1864). Recuerden lo mencionado en clase, al respecto de que muchos autores incluyen dentro del socialismo utópico a Prodhom. Su idea relevante es la de la Justicia, pero una justicia inmanente, inherente al hombre que no necesita para sostenerse de ninguna autoridad superior, sea política o religiosa. Con ello rechaza al Estado  y a la religión. También se opone a la propiedad privada. Admitía en cambio la “posesión” de un bien, que era una especie de propiedad relativa, estimuladora de trabajo humano, pero carente de abusos por el control que la sociedad ejercería sobre ella.

Deseaba asegurar a cada hombre la posesión privada de la propiedad que necesitase para la producción, y durante todo el tiempo que él y sus herederos la utilizasen, porque entendía que la base de la sociedad era el libre intercambio entre individuos productores de valores creados por el trabajo Se obtendría esa libertad de intercambio mediante el “crédito gratuito”, capital proporcionado a todos los hombres para que produjeran bienes y servicios intercambiables en el mercado, por un banco nacional de administración común. Llamó mutualismo a ese sistema. Asegurando así a cada hombre las condiciones materiales de su existencia, toda forma de gobierno sería superflua, además de nociva porque todas implicaban la negación de la libertad humana.

Proudhon es considerado el padre del anarquismo.


MIGUEL BAKUNIN (1814 – 1876). Pertenecía a la nobleza rusa, aunque vivió mucho tiempo exiliado en diversas ciudades de Europa occidental, sobre todo en París, donde confluían los pensadores revolucionarios de todo el continente. Conoció a Proudhon y a Marx y fue muy influido por la filosofía hegeliana. 

Además de teórico fue un revolucionario práctico y su nombre se vincula a la corriente  rusa llamada “nihilismo”. Tomando la tríada dialéctica hegeliana como base, afirma que en la primera etapa, la tesis, predomina la “animalidad del hombre”, esto es, el hombre sometido a sus instintos. La antitesis sería la lucha de la razón humana por destruir esos símbolos de la esclavitud; y la síntesis sería la libertad humana: la desaparición de todos los lazos que esclavizan al hombre.

Rechazaba la religión porque sometía espiritualmente al hombre. Rechazaba al Estado porque por un lado, envilecía [1] a los gobernados y por otro, corrompía a los gobernantes. En tanto existiera esa institución que limitaba al hombre, la libertad de éste sería imposible de obtener. Pero no se trata de la libertad de un solo hombre, sino de la libertad de toda la Sociedad: la libertad de uno es en función de la libertad de todos: “Yo soy humano y libre, sino en tanto que reconozco la libertad y la humanidad de todos los hombres que me rodean”.

Al repudiar al Estado, repudiaba su base, que era la propiedad privada. Admitiendo que la producción era un fenómeno colectivo y no individual, propugnaba porque los medios de producción se convirtieran en propiedad colectiva de la Sociedad. Pero esta Sociedad era el resultado del ingreso libremente consentido de cada hombre: no hay obligación de entrar en ella, ni, una vez en ella, se está sometido a nadie. Decía: “Yo quiero la organización de la Sociedad y de la propiedad colectiva o social, de abajo arriba, por la vía de la libre asociación, y no de arriba abajo por medio de una autoridad, cualquiera que sea”. 

PEDRO KROPOTKIN (1842 – 1921).  Fue un príncipe ruso que también vivió muchos años exiliado. Creía que los hombres vivían más felices en grupos pequeños, donde podían desarrollar mejor su inclinación innata a la ayuda mutua y a las formas democráticas. Estas pequeñas comunidades, con propiedad común y dirección común de los medios de producción, no necesitaban de ninguna autoridad coactiva, y menos aún del Estado. Se mantendrían unidas por el lazo de su esfuerzo cooperativo para proporcionarse a sí mismas los medios de una vida buena.
En definitiva, para Kropotkin, los hombres tienden a cooperar entre sí de forma natural, y sí hasta ahora no lo han hecho es por las trabas impuestas por una autoridad coactiva (todas las instituciones sociales). La función del reformador social debe ser por lo tanto, destructiva: cuando hayan desaparecido esas trabas, los hombres pueden ser abandonados sin peligro a la tarea de construir la nueva sociedad de acuerdo con sus impulsos cooperativos naturales. Crear, es función del pueblo mismo cuando se le deja en libertad.
Estas ideas lo aproximan al pensamiento de Bakunin, y es que ambos son los principales exponentes de lo que se llamó, dentro del anarquismo, la corriente anarco – comunista o comunismo libertario.
En líneas generales, y tratando de hacer un resumen de las ideas comunes a todos estos representantes del anarquismo tenemos que:
Están en contra de:
El estado. Los anarquistas entienden que el poder corrompe. Cualquiera sea el individuo o la clase social que asuma el poder y lo ejerza, se corromperá. Por lo tanto, piensan que es imprescindible destruir el poder (y toda autoridad coactiva) para recuperar la salud moral de los hombres y librarlos de las deformaciones que acarrea a sus espíritus.
La Propiedad Privada. Están en contra de la propiedad privada de los medios de producción. Son partidarios de la socialización de esos medios, aunque hay algunas excepciones (Ej. Proudhon). Creen que la socialización de la propiedad traerá la prosperidad de la colectividad y por ende, la de todos sus miembros.
Votos irrevocables. Por ejemplo el matrimonio y los lazos sacerdotales. Todo compromiso que atara al hombre de por vida, impidiéndole manifestar libremente su voluntad, era rechazado como contrario a la naturaleza humana.
Están a favor de:
La libertad humana. Es su principal postulado. En la plena libertad es como puede realizarse el hombre plenamente; la libertad es la condición de su humanidad. Pero no sólo la libertad individual, personal, sino también la colectiva, la de todos los hombres. Porque nadie será libre si su prójimo no lo es también. Pero, admitiendo que el hombre es un ser social y que la producción se realiza colectivamente, la mayoría de los anarquistas aceptaba que esa libertad estuviera limitada por una mínima organización social.
La revolución social. La revolución social debía realizarse en forma espontánea, naciendo naturalmente de las masas de la población, para destruir al Estado y la propiedad privada en forma inmediata. Es decir, se destruiría la sociedad capitalista para sustituirla inmediatamente por la sociedad anarquista. En este punto también difieren del marxismo, al rechazar la idea de éste de la necesidad de un partido que conduzca a las masas.
La sociedad anarquista. Producida la revolución social y destruido el Estado, la sociedad se organizaría en torno a comunas. Serían comunidades de producción y de consumo que abastecerían las necesidades de sus integrantes. El ingreso a ellas sería totalmente voluntario, y cualquier persona podría abandonarlas según su voluntad. La comuna sería una asociación voluntaria, libre, sin coacciones, donde no existiría gobierno sino administración común de los bienes comunes. Las comunas entrarían en contacto entre sí dentro de una región (han desaparecido las fronteras nacionales junto con los Estados), luego a nivel continental y finalmente a nivel mundial, a través de sucesivas federaciones. Optaron por esta fórmula política de la federación porque es la única que las colocaría a todas en un pie de igualdad; no supone un gobierno sino un vínculo entre iguales.


[1] Hacer vil y despreciable una cosa. Perder uno la estimación que tenía.

SOCIALISMO REVISIONISTA

  

EDUARDO BERNSTEIN (1850 – 1932) fue un pensador alemán que escribió a fines del siglo XIX. Era marxista, pero sometió esa teoría a una revisión a la luz de las nuevas realidades históricas surgidas en la segunda mitad del siglo. Al escribir en el último decenio del siglo, Bernstein estaba considerando la situación europea de la segunda Revolución Industrial, la que difería sensiblemente en muchos aspectos  de la analizada por Marx. De allí sus discrepancias con éste y la formulación de su propia teoría político – económica

Las diferencias se encontraban en muchos hechos distintos. En la segunda Revolución, la industria se había convertido en la espina dorsal de los principales países europeos; el proletariado, por ende, había crecido tanto en número como en importancia económica y social, lo que creó presiones que llevaron a contemplarlo a través de nutrida legislación laboral y social. Al mismo tiempo, ese proletariado empezó a organizarse en sindicatos obteniendo así la fuerza necesaria para hacer cumplir esa legislación, elevar sus salarios y mejorar en general sus condiciones de vida y de trabajo. Habían nacido ya los Partidos socialistas en varios países europeos, y su función principal fue batallar para lograr una elevación del nivel de vida de la clase obrera a través de su labor parlamentaria y de su defensa política.