Su nombre proviene de dos palabras griegas: “a”, que significa “no”, “sin”, es una negación; y “arquía” que significa poder, autoridad. Así que “anarquía” quiere decir “sin poder”, “sin autoridad” y, por extensión, sin Estado. El anarquismo es entonces un movimiento que se opone completamente a toda forma de autoridad coactiva, y reivindica, por el contrario, la máxima libertad posible para el hombre. Por esto es que también se les da el nombre de libertarios.
En la época moderna, las raíces del anarquismo se encuentran en la Revolución Francesa. Esta había levantado la bandera de la libertad y de los derechos naturales del hombre. Pero, piensan los anarquistas que al mantener y defender la propiedad privada, los burgueses liberales que la protagonizaron estaban cimentando la desigualdad social, y con ella, falseando una pretendida libertad política. Llevando a los extremos los ideales proclamados por aquella Revolución, exigen que los principios reconocidos y aplicados en el dominio político se extiendan también a la Sociedad, o sea, que la libertad política se traduzca en igualdad social. Sólo de esta manera podría existir la libertad para todos y cada uno de los integrantes de la colectividad.
Para ir descubriendo cómo se van conformando las ideas que integran el anarquismo del siglo XIX es útil esbozar el pensamiento de algunos de sus principales exponentes.
PIERRE JOSEPH PROUDHON (1809 – 1864). Recuerden lo mencionado en clase, al respecto de que muchos autores incluyen dentro del socialismo utópico a Prodhom. Su idea relevante es la de la Justicia, pero una justicia inmanente, inherente al hombre que no necesita para sostenerse de ninguna autoridad superior, sea política o religiosa. Con ello rechaza al Estado y a la religión. También se opone a la propiedad privada. Admitía en cambio la “posesión” de un bien, que era una especie de propiedad relativa, estimuladora de trabajo humano, pero carente de abusos por el control que la sociedad ejercería sobre ella.
Deseaba asegurar a cada hombre la posesión privada de la propiedad que necesitase para la producción, y durante todo el tiempo que él y sus herederos la utilizasen, porque entendía que la base de la sociedad era el libre intercambio entre individuos productores de valores creados por el trabajo Se obtendría esa libertad de intercambio mediante el “crédito gratuito”, capital proporcionado a todos los hombres para que produjeran bienes y servicios intercambiables en el mercado, por un banco nacional de administración común. Llamó mutualismo a ese sistema. Asegurando así a cada hombre las condiciones materiales de su existencia, toda forma de gobierno sería superflua, además de nociva porque todas implicaban la negación de la libertad humana.
Proudhon es considerado el padre del anarquismo.
MIGUEL BAKUNIN (1814 – 1876). Pertenecía a la nobleza rusa, aunque vivió mucho tiempo exiliado en diversas ciudades de Europa occidental, sobre todo en París, donde confluían los pensadores revolucionarios de todo el continente. Conoció a Proudhon y a Marx y fue muy influido por la filosofía hegeliana.
Además de teórico fue un revolucionario práctico y su nombre se vincula a la corriente rusa llamada “nihilismo”. Tomando la tríada dialéctica hegeliana como base, afirma que en la primera etapa, la tesis, predomina la “animalidad del hombre”, esto es, el hombre sometido a sus instintos. La antitesis sería la lucha de la razón humana por destruir esos símbolos de la esclavitud; y la síntesis sería la libertad humana: la desaparición de todos los lazos que esclavizan al hombre.
Rechazaba la religión porque sometía espiritualmente al hombre. Rechazaba al Estado porque por un lado, envilecía [1] a los gobernados y por otro, corrompía a los gobernantes. En tanto existiera esa institución que limitaba al hombre, la libertad de éste sería imposible de obtener. Pero no se trata de la libertad de un solo hombre, sino de la libertad de toda la Sociedad: la libertad de uno es en función de la libertad de todos: “Yo soy humano y libre, sino en tanto que reconozco la libertad y la humanidad de todos los hombres que me rodean”.
Al repudiar al Estado, repudiaba su base, que era la propiedad privada. Admitiendo que la producción era un fenómeno colectivo y no individual, propugnaba porque los medios de producción se convirtieran en propiedad colectiva de la Sociedad. Pero esta Sociedad era el resultado del ingreso libremente consentido de cada hombre: no hay obligación de entrar en ella, ni, una vez en ella, se está sometido a nadie. Decía: “Yo quiero la organización de la Sociedad y de la propiedad colectiva o social, de abajo arriba, por la vía de la libre asociación, y no de arriba abajo por medio de una autoridad, cualquiera que sea”.
PEDRO KROPOTKIN (1842 – 1921). Fue un príncipe ruso que también vivió muchos años exiliado. Creía que los hombres vivían más felices en grupos pequeños, donde podían desarrollar mejor su inclinación innata a la ayuda mutua y a las formas democráticas. Estas pequeñas comunidades, con propiedad común y dirección común de los medios de producción, no necesitaban de ninguna autoridad coactiva, y menos aún del Estado. Se mantendrían unidas por el lazo de su esfuerzo cooperativo para proporcionarse a sí mismas los medios de una vida buena.
En definitiva, para Kropotkin, los hombres tienden a cooperar entre sí de forma natural, y sí hasta ahora no lo han hecho es por las trabas impuestas por una autoridad coactiva (todas las instituciones sociales). La función del reformador social debe ser por lo tanto, destructiva: cuando hayan desaparecido esas trabas, los hombres pueden ser abandonados sin peligro a la tarea de construir la nueva sociedad de acuerdo con sus impulsos cooperativos naturales. Crear, es función del pueblo mismo cuando se le deja en libertad.
Estas ideas lo aproximan al pensamiento de Bakunin, y es que ambos son los principales exponentes de lo que se llamó, dentro del anarquismo, la corriente anarco – comunista o comunismo libertario.
En líneas generales, y tratando de hacer un resumen de las ideas comunes a todos estos representantes del anarquismo tenemos que:
Están en contra de:
El estado. Los anarquistas entienden que el poder corrompe. Cualquiera sea el individuo o la clase social que asuma el poder y lo ejerza, se corromperá. Por lo tanto, piensan que es imprescindible destruir el poder (y toda autoridad coactiva) para recuperar la salud moral de los hombres y librarlos de las deformaciones que acarrea a sus espíritus.
La Propiedad Privada. Están en contra de la propiedad privada de los medios de producción. Son partidarios de la socialización de esos medios, aunque hay algunas excepciones (Ej. Proudhon). Creen que la socialización de la propiedad traerá la prosperidad de la colectividad y por ende, la de todos sus miembros.
Votos irrevocables. Por ejemplo el matrimonio y los lazos sacerdotales. Todo compromiso que atara al hombre de por vida, impidiéndole manifestar libremente su voluntad, era rechazado como contrario a la naturaleza humana.
Están a favor de:
La libertad humana. Es su principal postulado. En la plena libertad es como puede realizarse el hombre plenamente; la libertad es la condición de su humanidad. Pero no sólo la libertad individual, personal, sino también la colectiva, la de todos los hombres. Porque nadie será libre si su prójimo no lo es también. Pero, admitiendo que el hombre es un ser social y que la producción se realiza colectivamente, la mayoría de los anarquistas aceptaba que esa libertad estuviera limitada por una mínima organización social.
La revolución social. La revolución social debía realizarse en forma espontánea, naciendo naturalmente de las masas de la población, para destruir al Estado y la propiedad privada en forma inmediata. Es decir, se destruiría la sociedad capitalista para sustituirla inmediatamente por la sociedad anarquista. En este punto también difieren del marxismo, al rechazar la idea de éste de la necesidad de un partido que conduzca a las masas.
La sociedad anarquista. Producida la revolución social y destruido el Estado, la sociedad se organizaría en torno a comunas. Serían comunidades de producción y de consumo que abastecerían las necesidades de sus integrantes. El ingreso a ellas sería totalmente voluntario, y cualquier persona podría abandonarlas según su voluntad. La comuna sería una asociación voluntaria, libre, sin coacciones, donde no existiría gobierno sino administración común de los bienes comunes. Las comunas entrarían en contacto entre sí dentro de una región (han desaparecido las fronteras nacionales junto con los Estados), luego a nivel continental y finalmente a nivel mundial, a través de sucesivas federaciones. Optaron por esta fórmula política de la federación porque es la única que las colocaría a todas en un pie de igualdad; no supone un gobierno sino un vínculo entre iguales.
[1] Hacer vil y despreciable una cosa. Perder uno la estimación que tenía.
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